¿Es el reciclaje un acto imposible?

ropa usada donada casi nunca tiene el destino que la voluntad del consumidor desea.

GreenPeace ha colocado en el foco de la noticia esta circunstancia coincidiendo con la celebración mundial del Black Friday.

Después de inéditos e improductivos viajes, nuestra ropa usada llega, si llega, a países denominados del tercer mundo, pero en vez de repartirse, se acumula en toneladas de montañas que parecen, porque en realidad lo son, basura.

El sistema no funciona y la economía circular parece, en este caso, una batalla perdida. La insostenibilidad del consumo rápido en una industria como la textil arrastra toneladas de residuos, en un primer momento, textiles, para luego convertirse en contaminación pura y dura.

Estos vertederos aparecen en el continente africano y asiático, en su mayoría. Hablamos de casi un millón de toneladas de ropa usada solo en España. Sin duda, un problema del primer mundo que acaba donde no lo quiere nadie.

La conclusión parece igual de insostenible que el sistema y tan incongruente como que la segunda vida de las prendas no existe. La sobreproducción textil del siglo XXI no muestra soluciones al respecto, tampoco la calidad, cada vez menor, de nuestra ropa. La varita mágica la deben tener las propias empresas que generan el residuo y deberá ser así a partir de 2025 si no queremos que los residuos textiles acaben ahogando el planeta.

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En conclusión, el problema de la ropa usada donada que no cumple el destino deseado por los consumidores es evidente. Greenpeace ha destacado esta situación durante el Black Friday, revelando que la ropa termina acumulándose en montañas de basura en países del tercer mundo, en lugar de ser distribuida. El sistema actual no funciona y la economía circular parece estar perdiendo la batalla. La insostenibilidad del consumo rápido en la industria textil resulta en toneladas de residuos que se convierten en contaminación pura. Es necesario que las empresas que generan este residuo asuman la responsabilidad y encuentren soluciones antes de 2025 para evitar que los desechos textiles sigan dañando nuestro planeta.